Puede parecer que el whisky japonés es un invento moderno fruto de alguna mente calenturienta aficionada a esta bebida, pero la cosa viene de lejos. A finales del siglo XIX se comenzó a destilar de forma artesanal una bebida similar al whisky pero no sería hasta principios del siglo XX cuando se fundase la primera destilería japonesa de whisky, la destilería Yamazaki.
Aunque no cuenta con tanta solera como los whiskys británicos o los norteamericanos, el whisky nipón también tiene su historia. Shinjiro Torii, el "padre del whisky japonés" fundó la compañía Kotobukiya, que posteriormente se convertiría en la importante firma Suntory, que se dedicaba a la importación de vinos traídos de Portugal. Cuando en 1923 vio que no era suficiente fundó Yamazaki. Para su nueva empresa contrató a un experto en la elaboración del whisky escocés, Masataka Taketsuru, que también jugaría un importante papel en el desarrollo del whisky nipón. Diez años después de llegar a Yamazaki, Masataka abandonó la destilería de Torii y fundó su propia empresa, Dainipponjaku, que más tarde se convertiría en la destilería Nikka.
En los últimos años la industria japonesa de whisky ha diversificado su oferta de variedades, saliendo del clásico malta mezclado que era el principal abanderado de este tipo de bebida en el país nipón. Además de las conocidas Yamazaki y Nikka también están Hakushu (también propiedad de Suntory Yamazaki), o Fuji-Gotemba, propiedad de la cervecera Kirin.
También podremos disfrutar en la cata de una selección de sakes para ilustrar la amplia gama cromática de la bebida más tradicional y conocida del país del Sol Naciente.
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Cho Shingen, para Shinano no Shiro
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