jueves, 16 de mayo de 2013

Carta de Emilio Gonzalo, presidente de la AEAC

A quien pueda interesar,

Doce años de Expomanga. Doce años sin un altercado, sin una pelea, sin una urgencia. Doce años celebrando la Cultura en una ciudad en un país cada vez menos proclive a celebrar la Cultura. Cada edición me siento a escribir unas líneas de agradecimiento, pero en este caso tengo que enfocar mis palabras hacia otra dirección. Hacia lo que NO se puede permitir. Hacia esas forzosas colas interminables del sábado, hacia la imposición de la normativa sobre el sentido común, hacia el hartazgo que provoca la demonización de esta fiesta y de tantas otras. Si la Cultura muere, morimos todos. Y ahora mismo agoniza.

Quiero centrar mi reconocimiento, ahora más que nunca, en los asistentes, tanto en los que se quedaron como en aquellos que, con toda la razón, se marcharon. Como organización sin ánimo de lucro, la AEAC que tengo el honor de presidir no busca el beneficio económico, y  todo lo que recauda se destina a la siguiente convocatoria. Pero la próxima cita peligra, porque quien debe responsabilizarse del apoyo a la Cultura parece no tener ningún interés en que sigamos aquí. Mientras se aplique un solo rasero para toda manifestación colectiva, el camino que seguimos parece finalizar en el cierre definitivo. Si no nos quieren, nos iremos. 

Las quejas no estaban dirigidas a Expomanga. Las hojas de reclamación no tenían como destino el garrotazo a la Asociación organizadora. Toca sentarse a pensar en lo que está pasando, en si esto es lo que queremos para el futuro: una ciudad, un país, en el que la Cultura propia se defienda y materialice desde nuestros representantes en el extranjero. Si es lo que se pretende, que se diga con claridad, que no nos zancadilleen. Tenemos la mente en el próximo Expocómic, y en él estamos trabajando desde este mismo instante. Contamos con el apoyo del sector, al igual que otros eventos hermanos; pero parece que eso ya no basta.

Basta, una palabra apropiada para finalizar estas líneas que escribo entre la frustración y el orgullo de haber vencido, una vez más, a los elementos. Basta.

Salud y tebeos

Emilio Gonzalo

Porque consideramos que hay mucha gente a quien, como dice el saludo protocolario, puede interesar esta carta del presidente de la AEAC, hemos decidido publicarla íntegramente y, por qué no, comentarla aunque sea de manera un tanto superficial (aunque da para bastante debate).

En general, estamos de acuerdo con la idea expuesta, de que la Organización debió de acatar unas normas impuestas contra el sentido común. Lo dicho en el primer párrafo confirma nuestras pesquisas de que nunca en la historia del Expomanga ha habido accidentes o problemas de aforo que justificasen las estrictas normas de este año. Y comprendemos que estas normativas vienen impuestas desde la Administración y que son inherentes a la utilización del recinto del que se ha disfrutado.

Lo que no entendemos es que la Organización, conociendo estos problemas (porque estas cosas se discuten con mucho tiempo, y desde octubre se están poniendo muy estrictos con todo lo referido a aglomeraciones públicas, entrañen o no peligro real), no haya buscado un espacio mejor acondicionado (lástima de Pabellón de Cristal en obras...) con mayor aforo y unas medidas menos restrictivas. Esto es lo que sí que puede reprochársele, coincidamos o no con la idea de que la culpa, principalmente, la tiene el Ayuntamiento que no atiende a razones y que actúa movido por el miedo y no por la lógica.

Los asistentes que se sintieron ninguneados y estafados agradecerán estas palabras, aunque ni de lejos sirven para compensar horas perdidas, quemaduras y golpes de calor en el infierno de la tarde del sábado.

Esperemos, en cualquier caso, que el evento no cierre sus puertas por estos inconvenientes, y que se traten de buscar alternativas y soluciones de cara al año que viene, para evitar los problemas tanto dentro como fuera de los recintos elegidos, porque si no, terminarán pagando los de siempre, los aficionados.

Y a vosotros, ¿qué os parece?

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Cho Sakura, para Shinano no Shiro

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